Creado por juancas correo del 30 de Julio del 2008
BAJO EL TEMPLO DE DEBOD
30 de Julio del 2008
BAJO EL TEMPLO DE DEBOD
En esta época incierta, en la que vientos de crisis curten con fuerza nuestra ajada piel de toro, tendida a su suerte sobre la delgada y efímera cuerda de la bonanza económica de hace unos años, quizá no sea el momento propicio para llevarse de viaje romántico por el extranjero a la esposa, novia o concubina de turno. Sin embargo, a grandes males, grandes remedios, y si usted es hombre de recursos, puede sorprenderla con un exótico y misterioso paseo por un antiquísimo templo egipcio, sin merma alguna para su exigua bolsa y sin tener que alejarse mucho del Paseo del Pintor Rosales, sito en la capital del reino.
Muchas veces, lo que se oculta es más importante que lo que se ve
Un verdadero templo egipcio que gallardamente preside el Parque de la Montaña, desafiando orgulloso a los modernos edificios que rodean la ajardinada zona gracias a esa pátina de misterio y bizarrismo tutankamoniano que recubre toda la construcción. Sin duda un lugar ideal para ejercer de cicerones y sorprender así a nuestras boquiabiertas acompañantes desvelándoles los oscuros arcanos que se esconden bajo sus pétreos muros.
Y digo bajo –aunque dentro también, of course-, porque ahí es donde mayor es la historia que sus grandes bloques de piedra protegen con celo. Un lugar, la vieja montaña del Príncipe Pío, donde fueron fusilados, en los albores de la Guerra de la Independencia, aquellos españoles que se alzaron en armas para decirles a los gabachos que la tortilla, siempre de patatas, y pa huevos, los suyos. Algo que no debió sentarles muy bien a los supuestos embajadores del país de la libertad, igualdad y fraternidad, por lo que terminaron dando matarile a todos esos bravos cuyas almas quedarían repartidas desde entonces entre las laderas de la montaña y el famoso lienzo en el que Goya dejó plasmado su terrible final.
Años más tarde, en ese mismo sitio y gracias en gran parte a los fondos recaudados con la desamortización de Mendizábal, se construiría el histórico Cuartel de la Montaña. Un sólido edificio de ladrillo y granito con capacidad para albergar hasta unos tres mil soldados, en lo que entonces eran los arrabales de Madrid. Y como si una sangrienta maldición se hubiese apropiado de la zona, de nuevo, en julio del treinta y seis, otra matanza ocurrió en el sitio. Esta vez los finiquitados fueron cerca de trescientos, entre militares y falangistas, quienes al mando del general Fanjul se alzaron en armas contra el gobierno de la República.
Pero la vida siguió en su loca carrera hacia adelante, como un pavo al que cortan el cuello y continúa corriendo absurdamente durante unos segundos sin rumbo determinado, empujado quizá por la inercia de la desesperación. Y sobre los restos de aquel cuartel levantaron nuestro querido templo egipcio, cuando años más tarde, allá por 1972, tras crear en el solar del cuartel un parque público, los egipcios regalaron a España una de sus peculiares construcciones.
Y no es porque fuésemos los más chulos, o porque nuestro club de fans de Nefertiti se encontrase entre los más importantes del mundo, sino porque la construcción de la presa de Assuan, con la idea de controlar las crecidas del Nilo y producir energía eléctrica, hizo que los descendientes de los faraones tuvieran que trasladar algunos de sus múltiples templos situados en la misma trayectoria que la presa hacia otros lugares tan alejados como España, for example, ya que aunque los antiguos egipcios eran más listos que los ratones coloraos, versados en raíces cuadradas y diagramas de Ben, no llegaron a diseñar templos anfibios, que yo sepa… No creo que le sentara muy bien al típico sacerdote pelón, estilo Yurl Brynner, sustituir su fibroso torso al descubierto, sus gigantescas muñequeras aúricas, y su imprescindible minifarda -salvo cuando fuese a los toros –, por un oscuro traje de neopreno y unas nada favorecedoras gafotas de bucear que le impedirían sacarle partido al eyeliner.
Total, que uno de esos templos recaló por estas tierras, con una antigüedad de 2.200 años, dedicado a Amón de Debod e Isis, y desde entonces hace compañía a los pajarillos y demás bichos del parque, refrescando con su estanque la memoria de los madrileños, a los que se les ofrece la posibilidad de disfrutar en primera fila de un verdadero templo egipcio, el cual guarda en sus entrañas un popurrí de almas hispano-egipcias que convierten el lugar en una especie de ataúd histórico.
Hace 45 años se inauguraba en Egipto la presa de Asuán, una obra de dimensiones extraordinarias que iba a tener para nosotros un insospechado protagonista: el Templo de Debod. Desde 1972 el monumento convive con los madrileños sobrellevando el cambio de clima y la contaminación..
El Ojo de Horus - Capítulo 2 "Osiris, Señor de la Reencarnación" - Segunda Parte
Además de Templos construyeron enormes pirámides para concentrar energía en cámaras focalizadoras, que elevaban la frecuencia vibratoria de los discipulos más avanzados de la escuela de misterios. Esto ampliaba el rango de percepción de sus sentidos y les permitía adquirir nueva información sobre otras dimensiones de la realidad. Eran cámaras de exploración metafísica.
También en los días del equinoccio, utilizaban toda la energía acumulada en la Pirámide, para impulsar a un alto iniciado a vibrar en altísima frecuencia hasta que sus atomos se abrían como flores, liberando la luz contenida en el interior de sus nucleos. Así se producía una "iluminacion" temporal del discipulo, durante la cual podía viajar conscientemente por el tiempo o el espacio.
Las pirámides Egipcias fueron construídas en una pequeña área del enorme territorio, sobre uno de los centros neurales de la red electromagnética del planeta. Construídas con bloques de piedra hecha por el hombre, eran gigantescos cristales que vibraban al unísono con la frecuencia de la tierra. Los bloques de piedra contienen quarzo. Las moleculas de quarzo al vibrar fricciónan sus superficies, cargandose eléctricamente en un fenómeno que hoy conocemos como "Piezoeléctrico". La energía electroestatica así acumulada era la utilizada para inducir estados de percepción alterada.
El Ojo de Horus - Capítulo 2 "Osiris, Señor de la Reencarnación" - Primera Parte.
Serie basada en las investigaciones del Egiptólogo y matemático R.A. Schwaller de Lubicz y en los logros de una cerrada organización sacerdotal, la Escuela de Misterios de "El Ojo de Horus", que dirigió los destinos del pueblo Egipcio, durante miles de años. Los sacerdotes Egipcios planearon la manera de elevar el nivel de consciencia de su pueblo, construyendo durante miles de años, una serie de templos a lo largo del Nilo. Los utilizaron como "libros vivos" o enciclopedias de conocimiento, para transmitir la información acumulada sobre el funcionamiento del universo durante muchas generaciones a su pueblo. Los Templos también sirvieron como polos que impulsaron el desarrrollo de su civilización.
Los antiguos sacerdotes estructuraron una sociedad basada en dos conceptos fundamentales: la Reencarnación cómo metodo divino para que el espiritu del hombre evolucione al adquirir información sobre el universo y la Iluminación como paso final de este proceso. Para los Egipcios, el hombre vive un proceso evolutivo que toma 700 reencarnaciones. Las experiencias de esas vidas transforman un ser instintivo e ignorante en un superhombre, un animal inocente y primitivo en un sabio inmortal. Segun ellos, Dios organizó un plan divino basado en la reencarnación, para que el hombre, al experimentar en carne propia, comprendiera cómo funciona el universo.
Invita una novela a conocer más de la historia del antiguo Egipto. Fue presentada "El sueño de Amarna", de José Luis Puertas
México, 9 Jul (Notimex).- El apasionante mundo de la cultura egipcia fue lo que motivó al escritor José Luis Puertas a crear una novela en la que narra la historia de amor entre Akhenatón y Nefertiti, la joven pareja real que emprendió una revolución religiosa desafiando el orden del antiguo Egipto.
"El sueño de Amarna", novela histórica que cuenta sucesos reales aderezados con ficción, fue presentada anoche en la librería "Rosario Castellanos", del Fondo de Cultura Económica, con la participación del autor y sus amigos, la egiptóloga Marcela Zapata, el periodista y escritor Benito Taibo y el caricaturista Alejandro Pérez Basurto, mejor conocido como Apebas.
Zapata, arqueóloga y especialista en egiptología, consideró que la novela invita a conocer más de la historia del antiguo Egipto, "es una historia de amor en donde los sentimientos son tan fuertes y profundos que invitan a viajar con Akhenatón y Nefertiti en una aventura, para crear un espacio en donde fueran ellos el centro de las cosas y del mundo, bajo la protección de Atón, el disco solar".
A su vez, Benito Taibo, responsable de Difusión del Instituto Nacional de Antropología e Historia, indicó que la novela histórica es un género que puede ahuyentar a los demonios del historicismo y permitir, con un poco de imaginación, llegar más lejos.
"La concepción del mundo debe dejar el blanco y negro de ciertos historiadores, para dar paso a una espléndida gama de grises que debería tener la paleta de la memoria, y que en ocasiones no es lo justa y lo sabia que debería ser.
"Así, hoy celebro la aparición de esta novela histórica, que mucho se parece a un libro de historia dura y pura o viceversa. Es una novela donde la ficción es un pretexto para presentarnos en todo su esplendor un mundo tan real que parecería un sueño", dijo.
En "El sueño de Amarna", el faraón Amenofis III decide heredar el trono a Akhenatón, el joven príncipe que ha desposado a la bella Nefertiti. La prometedora pareja comparte el sueño de instaurar una nueva religión y juntos emprenden el desafío de fundar Amarna, la nueva capital destinada a adorar a un único dios: Atón.
Por ello, el faraón cancela las fiestas religiosas y cierra los antiguos templos, comenzando con ello una revolución religiosa que despierta sentimientos de odio, sobre todo de Ptahmose, uno de los principales sacerdotes de Amón, quien ve amenazado su poder y decide encabezar una alianza para que todo Egipto se rebele contra los monarcas.
José Luis Puertas, quien dijo que su pasión por la cultura egipcia se despertó cuando tenía 11 años de edad, precisó que además de recuperar episodios históricos, su deseo fue dotar a la novela de un poco de lo que conforma a los seres humanos, "para eso he tratado de ser muy descriptivo en los olores y colores, los sentimientos e ideas".
La novela "El sueño de Amarna", publicada por el Grupo Planeta, adentrará al lector en una de las más deslumbrantes civilizaciones, devolviendo a la vida sus esplendorosas ciudades, su riqueza artística y su profundo misticismo.
José Luis Puertas Rivas estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y durante más de 25 años se ha desarrollado profesionalmente como publicista, guionista y periodista en diversos medios como televisión, radio y prensa.
Fue el hijo del faraónKeops y por razones que no conocemos decidió levantar su pirámide en Abu Roash.
Es la más septentrional de todas la pirámides de Egipto.
Perring y Petri investigaron las ruinas.
A principios del siglo XX el arqueólogo Emile Chassinat y un compatriota francés también llevaron a cabo estudios en el lugar.
En 1995, un equipo franco-suizo, encabezado por Michel Valloggia comenzaron las excavaciones en el lugar.
Se desconoce la existencia de un templo del valle que sugieren algunos investigadores que habría estado conectado a la pirámide.
La calzada fue probablemente muy larga, algunos arqueólogos sugieren 1700 m de largo.
El complejo está rodeado por un muro exterior de 2.5 m de espesor.
Pirámide de Djedefre.
En el patio, algunos de los pavimentos originales, almacenes y otros elementos arquitectónicos permanecen hoy en día.
En el área cercana a las columnas fueron encontradas las estatuas de los tres hijos del faraón y de sus dos hijas junto a una esfinge de piedra caliza.
En la pared norte de la pirámide, se construyó una zanja que contiene los restos de un corredor descendente.
Aquí, Valloggia encontró una hoja de hacha de cobre en una parte del depósito, quizás enterrada allí cuando se inició la construcción de la pirámide.
El corredor generalmente sigue un eje norte-sur, y conduce a una zona que probablemente contenía dos habitaciones, una antecámara y la cámara funeraria.
Petrie, en su investigación, descubrió un fragmento de lo que era parte de un sarcófago de granito rosa en este ámbito.
Según el egiptólogo S. Janosi esta construcción es en realidad una pirámide de culto sin sepultura.
Debido a que Petrie encontró fragmentos de una estatua de diorita con jeroglíficos que se la atribuyen aMicerinos, es probable que éste llevara a cabo la restauración de la pirámide.
Una pirámide satélite fue encontrada durante las primeras excavaciones en la esquina sur-oeste de la pirámide de Djedefre dentro de la muralla.
Un equipo de arqueólogos descubrió en abril del año 2002 otro monumento satélite con un pasillo que lleva a tres cámaras con varios fragmentos de un sarcófago de piedra caliza magnífico.
Muchos otros objetos están siendo recuperados de esta estructura, incluyendo un gran frasco de alabastro completo con su tapa, varios fragmentos de una placa de alabastro con el nombre grabado del faraón Keops.
Bibliografía
Lehner, Mark.1997 Historia de Egipto. Universidad de Oxford. Monumentos en Egipto. Verner.
Narran libro historia de amor entre Akhenatón y Nefertiti
Busto de Nefertiti, conservado en el Museo egipcio de Berlín. GETTYIMAGES
Nefertiti y Akhenatón compartieron el sueño de instaurar una nueva religión en Egipto
El “sueño de Amarna” toca la historia de la pareja que desafió al orden del Antiguo Egipto.
MÉXICO.- La novela "El sueño de Amarna", del autor José Luis Puertas Rivas, narra la historia de amor entre Akhenatón y Nefertiti, la joven pareja real que emprendió una revolución religiosa desafiando el orden del Antiguo Egipto.
En ésta, el faraón Amenofis III decide heredar el trono a Amenhotep, joven príncipe que ha desposado a la bella Nefertiti. La prometedora pareja comparte el sueño de instaurar una nueva religión y juntos emprenden el desafío de fundar Amarna, la nueva capital destinada a adorar a un único dios: Atón.
Amenhotep, ahora llamado Akhenatón, cancela las fiestas religiosas y cierra los antiguos templos, comenzando con ello una revolución religiosa que despierta sentimientos de odio, sobre todo de Ptahmose, uno de los principales sacerdotes de Amón que ve amenazado su poder y decide encabezar una alianza para que todo Egipto se rebele contra los monarcas.
Tras el aparente esplendor de Amarna se engendra la ruina del faraón; entre su indiferencia y su alejamiento de la realidad, la ciudad y su reinado se hundirán en el desprecio y el olvido.
"El sueño de Amarna", de Editorial Planeta, adentrará al lector en una de las más deslumbrantes civilizaciones, devolviendo a la vida sus esplendorosas ciudades, su riqueza artística y su profundo misticismo.
El autor José Luis Puertas Rivas estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y durante más de 25 años se ha desarrollado profesionalmente como publicista, guionista y periodista en diversos medios como televisión, radio y prensa.
Es un apasionado de la cultura egipcia y ha dedicado varios años a su estudio e investigación.
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que ho hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, cro, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madra; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Loas enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprndiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distacciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suel, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo:Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes, la casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensantgriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor, Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redeentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?
El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.
-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.
El Ojo de Horus - Capítulo 1 "La Escuela de Misterios" - Sexta y Ultima Parte.
Serie basada en las investigaciones del Egiptólogo y matemático R.A. Schwaller de Lubicz y en los logros de una cerrada organización sacerdotal, la Escuela de Misterios de "El Ojo de Horus", que dirigió los destinos del pueblo Egipcio, durante miles de años. Los sacerdotes Egipcios planearon la manera de elevar el nivel de consciencia de su pueblo, construyendo durante miles de años, una serie de templos a lo largo del Nilo. Los utilizaron como "libros vivos" o enciclopedias de conocimiento, para transmitir la información acumulada sobre el funcionamiento del universo durante muchas generaciones a su pueblo. Los Templos también sirvieron como polos que impulsaron el desarrrollo de su civilización.
Los antiguos sacerdotes estructuraron una sociedad basada en dos conceptos fundamentales: la Reencarnación cómo metodo divino para que el espiritu del hombre evolucione al adquirir información sobre el universo y la Iluminación como paso final de este proceso. Para los Egipcios, el hombre vive un proceso evolutivo que toma 700 reencarnaciones. Las experiencias de esas vidas transforman un ser instintivo e ignorante en un superhombre, un animal inocente y primitivo en un sabio inmortal. Segun ellos, Dios organizó un plan divino basado en la reencarnación, para que el hombre, al experimentar en carne propia, comprendiera cómo funciona el universo.
Además de Templos construyeron enormes pirámides para concentrar energía en cámaras focalizadoras, que elevaban la frecuencia vibratoria de los discipulos más avanzados de la escuela de misterios. Esto ampliaba el rango de percepción de sus sentidos y les permitía adquirir nueva información sobre otras dimensiones de la realidad. Eran cámaras de exploración metafísica.
También en los días del equinoccio, utilizaban toda la energía acumulada en la Pirámide, para impulsar a un alto iniciado a vibrar en altísima frecuencia hasta que sus atomos se abrían como flores, liberando la luz contenida en el interior de sus nucleos. Así se producía una "iluminacion" temporal del discipulo, durante la cual podía viajar conscientemente por el tiempo o el espacio.
Las pirámides Egipcias fueron construídas en una pequeña área del enorme territorio, sobre uno de los centros neurales de la red electromagnética del planeta. Construídas con bloques de piedra hecha por el hombre, eran gigantescos cristales que vibraban al unísono con la frecuencia de la tierra. Los bloques de piedra contienen quarzo. Las moleculas de quarzo al vibrar fricciónan sus superficies, cargandose eléctricamente en un fenómeno que hoy conocemos como "Piezoeléctrico". La energía electro-estatica así acumulada era la utilizada para inducir estados de percepción alterada.