Creado por juancas correo del 21 de Marzo del 2008
Planeador de Saqqara
21 de Marzo del 2008
Ooparts: Objetos fuera de lugar - Vol. 8
Publicado @ 21:48 - 21/3/2008
Etiquetas: Tarro de Dorchester
En 1851, se extrajo un jarrón o tarro de zinc y plata de una roca sólida en Dorchester (Massachusetts). El hallazgo fue publicado en el Scientific American de junio de 1851 (volumen 7, pp. 298-299); se extrajo de roca conglomerado (un tipo de roca sedimentaria) encontrada a 15 pies por debajo de la superficie de Meeting House Hill en Dorchester. El recipiente, de forma acampanada, tenía motivos florales incrustados en plata.
Se dató la antigüedad del objeto en unos 100.000 años, con lo cual, de ser cierta, se ganaría su calificación de artefacto fuera de lugar. Desgraciadamente, el artefacto desapareció tras circular por varios museos.
Planeador de Saqqara
El Planeador de Saqqara es un objeto hallado en 1891 en la tumba de Pa-di-Imen en la ciudad egipcia de Saqqara que parece un avión en miniatura aerodinámico tallado en madera. Data de cerca 200 adC. y se encuentra en el museo egipcio de El Cairo.
Con una inscripción : "donación de Amon", dios del viento. El objeto de madera de sicómoro pesa 39 gramos, mide 14 centímetros de largo sobre 18 de envergadura.
Este artefacto ha sido objeto de controversia entre los investigadores de enigmas y misterios. Su forma aerodinámica y sus detalles lo hacen parecer similar a un planeador moderno dando comienzo a una discusión en relación a la verdadera tecnología del antiguo Egipto. Algunos los relacionan con los aviones de Bogotá.
No obstante, la mayoría de los investigadores dan a este objeto una función más verosímil pudiendo ser la peana de una vela a modo de candelabro, o un simple juguete arrojadizo, como nuestros aviones de papel.
Lámparas de Dendera
A menudo la curiosidad y la sorpresa han hecho acto de presencia cuando se trata de averiguar cómo en el antiguo Egipto se logró tal perfección artística y técnica en condiciones de total oscuridad, dentro de los numerosos corredores subterráneos que podemos encontrar en infinidad de tumbas de diferentes necrópolis. Tal vez el ejemplo más representativo lo tengamos en las proximidades de Luxor, en el conocido Valle de los Reyes.
¿De total oscuridad?, se preguntaran algunos, ¿es que acaso no existían las antorchas o candiles para iluminar estos pasajes?.
La respuesta es por supuesto que sí, pero no podemos dejar pasar por alto que jamás se han hallado manchas o partículas de herrumbre en las paredes o techos de estos pasadizos, señales características propias de los candiles, velas o antorchas en su constante humear.
En estos relieves podemos encontrar claras representaciones de unos objetos que inmediatamente nos harán recordar a nuestras clásicas lámparas o bombillas. En el caso de Dendera, donde se encuentran los relieves más conocidos, se representan estas bombillas con una forma un poco más alargada que una pera, y dejando ver en su interior a una serpiente ondulante (filamento), emergiendo de una flor de loto en forma de “casquillo”. Están sujetas por un pilar djed, símbolo de energía, estabilidad y poder, muy extendido por todo Egipto. Estas “bombillas” están “conectadas” por una especie de cable a un pedestal, en el que está arrodillado el dios del aire.
Encontrada en Sagalassos (Turquía) estatua de Adriano
En Medinet Habu, pequeño pueblo situado a poco más de dos kilómetros al sur del Ramesseum, se encuentra el templo de Tebas mejor conservado, con unas superficies decoradas que ocupaban unos 7.000 m2.
Este complejo templario no solamente está formado por el templo de Ramsés III, sino que posee una serie de estructuras de distintos períodos tanto anteriores como posteriores.
Los antiguos egipcios llamaban a este lugar Djanet y, según la tradición, está considerado un lugar sagrado mucho antes de que Ramsés edificara su templo funerario. Medinet Habu es uno de los primeros lugares de la zona tebana en ser asociado con el dios Amón.
El complejo templario estaba rodeado por una muralla en cuya entrada principal se construyó una torre en forma de migdol (fortaleza militar de Asia Menor) que daba al templo una apariencia de fortaleza y cumplía funciones de protección en la gran muralla que lo circundaba. Delante de esta puerta fue excavado un atracadero, conectado al Nilo por medio de un canal; aquí anclaban las barcas sagradas, que llevaban en procesión las imágenes de las divinidades, y la nave real, en la que llegaba el soberano desde su residencia en el delta para participar en las fiestas.
La torre de esta entrada oriental está decorada con escenas representando a Ramsés III derrotando a sus enemigos, así como realizando ofrendas a las divinidades.
A través de esta puerta se adentra en un gran espacio que precede al primer pilono del templo principal, y un poco a la izquierda están los restos de varias capillas funerarias construidas durante la XXV y la XXVI Dinastías para las Divinas Adoradoras de Amón. La primera capilla, dedicada a Amenardis, es la que se conserva mejor. A la derecha de esta entrada se encuentra el templo de Amón de la XVIII Dinastía. Este templo fue víctima de repetidas usurpaciones y ampliaciones a lo largo de los tiempos. Su construcción fue la inició Amenhotep I, si bien el núcleo de este templo es de Hatshepsut y Tutmosis III. Este edificio pasó a ser la única parte del complejo que siguió funcionando con el discurrir de los años.
Al norte de este Pequeño Templo se encuentra un lago sagrado y el llamado "nilómetro" mandado construir por Nectanebo I.
El templo principal del complejo, llamado El Templo de User-Maat-Re Meriamón (el nombre que tomó Ramsés III al subir al trono) y que significa "Unido Eternamente a la Posesión de Amón en la Tebas Occidental", es parecido en cuanto a su estructura al Ramesseum. El pilono de entrada, que presenta cuatro orificios donde iban las astas con las banderolas, estaba magníficamente decorado con imágenes colosales del faraón entregado a la matanza ritual de enemigos nubios y libios delante de Amón-Ra Herajti (torre del norte) y asiáticos delante de Amón-Ra (torre del sur).
Primer pilono del templo de Ramsés III
Las paredes laterales exteriores del templo, de más de tres metros y construidas en piedra, también representan importantes episodios de batallas y victorias que libró el faraón contra los pueblos del mar y los libios. Estos temas se repiten en el primer patio. Este patio tiene sobre el lado norte una alineación de siete pilastras, en cada una de las cuales se apoya un coloso con los rasgos del faraón. En el lado opuesto, una fila de columnas forma un pórtico de ingreso al palacio real situado detrás.
A través del segundo pilono se pasa al segundo patio al que se le denominaba "Patio de las Fiestas", y que estaba rodeado por un peristilo. Tanto el pórtico oriental como el occidental estaban decorados por ocho estatuas osiríacas que fueron destruidas a comienzo de la era cristiana por los coptos. Los pórticos del norte y sur están sustentados por columnas papiriformes. En los relieves de las paredes siguen apareciendo temas militares, pero hay también escenas de rituales dedicados a Sokaris-Osiris y a Min, dios de la fertilidad itifálica, así como de los hijos de Ramsés III.
La primera sala hipóstila, compuesta por 24 columnas de las que se conservan la base, tiene al sudoeste cuatro cámaras cuya finalidad debía de ser albergar el tesoro del templo, según se desprende de los bajorrelieves que representan montones de oro, plata y piedras preciosas. La segunda y tercera salas hipóstilas tenían estructuras idénticas, sostenidas por ocho columnas y con un conjunto de cámaras laterales destinadas al culto de diversas divinidades.
El faraón presentando ofrendas a diversas deidades (columnas del segundo patio)
El templo estaba rodeado, en tres de sus lados, por edificios dedicados a viviendas, almacenes y oficinas.
Al igual que en el templo de Seti I y en el Ramesseum, Ramsés III construyó un palacio real contiguo al templo. Lo ubicó en la parte meridional, entre el primer y segundo pilono, y tenía comunicación directa con el primer patio del templo a través de la Ventana de las Apariciones, que el farón utilizaba para aparecer en público.
No se sabe a ciencia cierta si el palacio era solo una construcción simbólica y ritual, o si verdaderamente lo utilizaba el faraón para presidir las ceremonias religiosas importantes.
Tras la muerte de Ramsés III, Medinet Habu pasó a convertirse en centro administrativo de la rigión tebana. Bajo el reinado de Ramsés XI estalló un conflicto entre el clero de Amón y el virrey de Nubia. Este último invadió el Alto Egipto y atacó el complejo de Medinet Habu, donde había buscado refugio la población, destruyendo casi completamente la puerta fortificada occidental. Durante la XXI Dinastía, Tebas se convirtió en capital de un estado independiente, y el templo de Ramsés III volvió a convertirse en sede de la administración.
Hacia el siglo IX a. C. se construyeron tumbas de nobles en el interior del recinto e incluso del templo mismo. En época copta, entre las ruinas del templo se fue creando una ciudad, que con el paso del tiempo se fue ampliando extramuros, llegando en el momento de apogeo a superar los diez mil habitantes.
EXCAVACIONES CIENTÍFICAS EN LA ZONA
Las primeras información científicas y detalladas (incluso con reproducciones gráficas) de Medinet Habu fueron recogidas por la expedición napoleónica, en 1.801. Champollion y Lepsius visitaron esta zona, copiando parte de las inscripciones y representaciones del templo. En el año 1.859 Auguste Mariette, entonces Director del Servicio de las Antigüedades, decidió realizar una exploración sistemática, confiando el encargo a Bonnefoy, que murió de una insolación, mientras estaba en la cantera de excavación. Su trabajo lo continuó Gabet. Después de un período de abandono, las excavaciones se retomaron por el Servicio de Antigüedades en 1.889, bajo la dirección de Georges Daressy, cuya misión era hacer los monumentos de Medinet Habu accesibles a los visitantes. Estas excavaciones finalizaron en 1.899, pensando que ya nada que mereciera la pena quedaba por excavar. Pero, como ocurrió en otros muchos lugares de Egipto, las excavaciones clandestinas encontraron azulejos esmaltados, que fueron puestos a la venta llegando a los museos norteamericanos y europeos, y esto provocó que se volviera a despertar el interés por la zona. Gaston Maspero, Director del Servicio de Antigüedades en aquel entonces, envió a Theodore M. Davis, con el encargo de descubrir si en el interior del recinto amurallado se encontraban edificios importantes. Davis encontró bases de columnas, jambas de piedra y el podio de un trono. Estos descubrimientos permitieron identificar el palacio de Ramsés III.
Breasted, en los años veinte del siglo pasado, promovió una iniciativa para preservar inscripciones y representaciones de gran importancia desde el punto de vista histórico y arqueológico. Nació así el Reconocimiento Epigráfico y Arquitectónico de Egipto, financiado por el Oriental Institute de Chicago. El proyecto inicial tomó como banco de pruebas el complejo funerario de Ramsés III. Los resultados obtenidos llevaron a la decisión de retomar las excavaciones. Fue nombrado director de las excavaciones Uvo Hölscher que comenzó las investigaciones en 1.927. En el año 1.970 finalizó este gigantesco proyecto que dio lugar a la publicación de cinco volúmenes que contenían la relación de las excavaciones llevadas a cabo por Hölscher, y ocho que recogían 660 tablas en blanco y negro y en color, reproducciones de las escenas copiadas de los muros del templo y de puerta fortificada de este.
BIBLIOGRAFÍA
Grandes descubrimientos de la arqueología (Editorial Planeta)
Alberto Siliotti - El Valle de los Reyes y los templos y necrópolis de Tebas (Ed. Martínez Roca, S.A. - Barcelona,1997
Richard H. Wilkinson - Los Templos del Antiguo Egipto (Ed. Distino, S.A.)
Egiptomanía (Editorial: Planeta DeAgostini, S.A.)
Atlas culturales del mundo-Egipto (Ediciones Prado)
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