Tutankamon desvela sus secretos.
Los avances científicos y muy especialmente los análisis de ADN permiten
realizar ahora descubrimientos de gran valor sobre las momias egipcias. El
arqueólogo Zahi Hawass, secretario del Consejo Supremo de Antigüedades de
Egipto, explica en estas páginas los últimos hallazgos sobre el más famoso
de los faraones, Tutankamon.
Fecha : 05-03-2010
Fuente : lavanguardia.es
http://www.magazinedigital.com/reportajes/los_reportajes_de_la_semana/reportaje/cnt_id/4299
Autor : Zahi Hawass
Traducción: Juan Gabriel López Guix
Saludos
Roberto Cerracin
La Nucia - ALICANTE
El descubrimiento de la tumba de Tutankamon llevado a cabo por Howard Carter
el 4 de noviembre de 1922 convirtió a ese prodigioso adolescente en el
faraón más famoso de cuantos reinaron en el antiguo Egipto (lo hizo c.
1333-1323 a.C.). Sin embargo, ese fabuloso hallazgo también puso de
manifiesto que era uno de los monarcas menos comprendidos del Imperio Nuevo
(c. 1550-1070 a.C.). Tutankamon y su familia siguen constituyendo un enigma
para los investigadores y el público en general, al igual que su misteriosa
muerte prematura, ocurrida cuando sólo tenía 19 años.
Empecé a interesarme por ese faraón en el 2005, cuando mi proyecto Momias
Egipcias recibió un escáner donado por la National Geographic Society y la
casa Siemens, su fabricante. En enero de ese año, llevé el aparato, montado
en un remolque, hasta el Valle de los Reyes para realizar el primer escáner
de una momia real egipcia. En el análisis de las 1.700 imágenes que se
utilizaron para elaborar una reconstrucción tridimensional de los restos,
nos centramos en la edad del rey en el momento de su muerte, que quedó
confirmada en torno a los 19 años, y en las posibles causas de
su fallecimiento.
Con anterioridad, las especulaciones de los investigadores y los
aficionados, realizadas sobre todo a partir de las borrosas radiografías
hechas en las décadas de 1960 y 1970, habían conducido a creer en un
asesinato como consecuencia de un golpe en la parte posterior de la cabeza.
El escáner mostró con claridad la existencia de una fractura en el foramen
magnum, pero que fue producida por los embalsamadores para extraer el
cerebro y verter ungüentos en la cavidad craneal.
Nuestros radiólogos, dirigidos por el doctor Ashraf Selim, apreciaron
también una fractura no curada en la parte inferior del fémur izquierdo (ya
registrada por el equipo forense de Carter) y lograron descubrir que se
había producido poco antes de la muerte del rey. Ahora bien, esa lesión, por
sí sola, no habría bastado para provocarle la muerte, y su existencia creaba
más misterios que los que resolvía. ¿Tuvo el rey un accidente poco antes de
morir? ¿Había otras heridas que no aparecían en el escáner? ¿Se trató de una
herida no accidental? ¿Cuál fue la causa exacta de su muerte?
Visita al faraón en su tumba
Hawass, egiptólogo jefe, dirigió (y muy de cerca, como se observa en la
primera imagen) el estudio para intentar desvelar algunos de los misterios
que rodean a Tutankamon y sobre los que los arqueólogos han debatido durante
décadas. Para el proyecto, se tomaron muestras de diez momias para analizar
su ADN. Para tomar las muestras biológicas de los restos de Tutankamon,
Yehia Gad y otros expertos se desplazaron a su tumba en el Valle de los
Reyes. Hawass, que les acompañó, confiesa que años atrás se habían hecho
pruebas radiológicas, pero que esta vez contuvo el aliento por temor a que
se dañara la momia.
Esta descansa ahora protegida de los efectos ambientales en un sarcófago de
cristal. Abajo, un primer plano de la cabeza del faraón. En una fractura en
su parte posterior se había buscado una posible causa para su prematura
muerte: un asesinato. Hawass asegura que su estudio muestra que el joven
faraón era de salud frágil, sufrió malaria, necrosis de un pie y una
fractura en una pierna poco antes de morir.
Otro enigma que intrigaba desde hacía tiempo a los egiptólogos era la
cuestión del parentesco de Tutankamon. ¿Fue su padre Akenatón, el faraón
hereje considerado el primer monoteísta de la historia; el padre de
Akenatón, Amenofis III, que gobernó Egipto durante 38 años, en el momento de
mayor esplendor imperial; o el misterioso rey Semenejkara, que pudo ser
otro hijo de Amenofis III o un hijo de Akenatón?
En los textos que nos han llegado de su reinado, Tutankamon se refiere a
Amenofis III como su "padre", pero esa palabra también puede referirse a un
abuelo o a otro antepasado. Las posibilidades respecto a la madre de
Tutankamon son: Nefertiti, la gran esposa real de Akenatón; Kiya, su esposa
secundaria; Tiye, la principal consorte de Amenofis III; Meritatón, una de
las seis hijas de Akenatón y Nefertiti, que pudo haberse casado con
Semenejkara, u otra reina o princesa. Hasta ahora nos había resultado
imposible responder a esa pregunta.
Iniciamos el proyecto Familia de Tutankamon, una parte del más amplio
proyecto Momias Egipcias, con el apoyo de Discovery Channel y creamos en el
Museo Egipcio de El Cairo un nuevo laboratorio dedicado al estudio del ADN
antiguo. El ADN de las momias nunca se había extraído y analizado con éxito
antes. Además, siempre me había mostrado reacio a ello, porque la mayoría de
los análisis se llevaba a cabo en distantes laboratorios modernos, y los
resultados nunca eran fiables. Sin embargo, expertos egipcios y alemanes me
convencieron de que el campo había avanzado mucho y de que los análisis eran
ya posibles, de modo que acepté la propuesta. A modo de control, creamos un
segundo laboratorio de ADN en el Centro Médico Qasr el Aini.
Decidimos combinar los análisis de ADN con los radiológicos para obtener la
mayor cantidad de información posible del grupo de momias que considerábamos
relacionadas de un modo u otro con Tutankamon.
Además del joven rey, elegimos diez momias. De ellas, cuatro estaban
identificadas con seguridad: Yuya y Tuya, el padre y la madre de la reina
Tiye; el propio Amenofis III; y, por supuesto, Tutankamon, cuya momia se
encontró en el interior de féretros y sarcófagos en su tumba intacta. A
ellas añadimos la momia masculina procedente de KV55, una pequeña tumba sin
inscripción que contenía una colección de materiales aparentemente reunidos
de la tumba real de El Amarna, la ciudad de Akenatón, y vueltos a enterrar
en el Valle de los Reyes.
A continuación, incluimos dos momias femeninas no identificadas, apodadas la
Dama Anciana (KV35EL, clave que incluye la sigla de Elder Lady) y la Dama
Joven (KV35YL, iniciales estas últimas de Younger Lady), procedentes de la
tumba de Amenhotep II en el Valle de los Reyes, donde fueron escondidas
durante el Tercer Periodo Intermedio junto con los cuerpos de nueve faraones
del Imperio Nuevo.
Otras dos posibles reinas procedían de otra pequeña tumba sin inscripción
del Valle de los Reyes, la KV21. Y, por último, estudiamos dos fetos que se
encontraron momificados y colocados en pequeños juegos de ataúdes en la
tumba de Tutankamon. Como grupo de control, seleccionamos cinco momias
adicionales datadas en el Imperio Nuevo.
Las imágenes se realizaron con la máquina de Siemens, una unidad multicorte
móvil de tomografía computarizada Somatom Emotion 6 (130 kV, 124-130 mA y
cortes de 0,4-3 mm). Se llevaron a cabo tres tipos de análisis de ADN usando
muestras de médula extraídas bajo medidas extremas de control. Para estudiar
la línea paterna, los científicos analizaron secuencias específicas del
cromosoma Y, que se transmite directamente de padre a hijo. Se utilizó el
ADN mitocondrial, un ADN extracromosómico transmitido por la madre, para
estudiar la línea materna. Por último, se hizo una identificación de la
huella genética utilizando el ADN autosómico del genoma nuclear, que no está
relacionado con el sexo de la persona.
Mostré una gran preocupación por el hecho de que el estudio del ADN se
llevara a cabo de la forma más científica y precisa posible, de manera que
no hubiera margen para posibles críticas de los resultados. Nombramos a
científicos diferentes en los dos laboratorios para que los resultados del
primero pudieran ser confirmados de manera independiente por el segundo. En
ambas instalaciones se mantuvieron las condiciones de esterilidad, se
siguieron todos los protocolos habituales y se extrajeron muestras de todo
el personal para descartar la contaminación. Los principales investigadores
del laboratorio 1 fueron el doctor Yehia Z. Gad y Somaia Ismail; y, en el
laboratorio 2, Sally Wasef y Mohamed Fateen; asimismo contamos con dos
asesores alemanes, los doctores Carsten Pusch y Albert Zink. Nuestros
radiólogos fueron Ashraf Selim, Hany Amer y el doctor Sahar Seleem.
Hijas del faraón
Los dos fetos momificados hallados en la tumba KV62 fueron trasladados al
hospital de la Universidad de El Cairo, y su identidad también había sido
muy debatida. Se incluyeron en el proyecto Familia de Tutankamon, y en julio
del 2008 se les tomaron muestras biológicas para los análisis de ADN y se
sometieron a una tomografía computerizada. Según los resultados de estas
pruebas, son los restos de dos hijas de Tutankamon, una podría ser recién
nacida y la otra no llegó a nacer. Abajo, el escáner de uno de los fetos.
Otra de mis preocupaciones era el posible daño que se podía causar a las
momias. La tomografía computarizada no es una técnica invasiva; pero, por
más que las pruebas no fueran a dañar los restos, el traslado de unas momias
tan delicadas siempre representa un riesgo y tiene que hacerse con sumo
cuidado.
Sabía, por otra parte, que el estudio del ADN exigía la extracción de
muestras; aunque el doctor Yehia Gad, encargado de las muestras, me aseguró
que las momias no sufrirían daño alguno. Fui con él y el doctor Somaia a
conseguir las muestras de Tutankamon, que hoy se encuentra en el interior de
su tumba en el Valle de los Reyes, protegido por la nueva campana de vidrio
con condiciones ambientales controladas a la que lo trasladamos el año
pasado. A decir verdad, estaba tan preocupado por el faraón adolescente que
cerré los ojos mientras el doctor Gad sacaba la muestra. De todos modos,
cuando hubo acabado, vi que la momia estaba en buen estado y no había
resultado dañada.
Los científicos proyectaron extraer entre diez y quince muestras de cada
momia, y asistí a la mayoría de las extracciones. El doctor Gad utilizó unas
finas agujas diseñadas para las biopsias óseas y extrajo la médula de los
huesos largos. Tras acabar con Tutankamon, fuimos al Museo Egipcio de El
Cairo, donde se encuentran las momias de Yuya y Tuya. A esa pareja se le
concedió el honor de ser enterrada en el Valle de los Reyes porque su hija
fue gran esposa real de Amenofis III.
Su tumba se encontró en 1907 casi intacta, sin que se hubiera entrado en
ella desde los tiempos antiguos. En ese mismo museo se encuentra Amenofis
III, en la sala de momias reales. Su momia se encontró en la tumba de
Amenofis II (KV35), descubierta en 1898 por Victor Loret, entonces jefe del
Servicio de Antigüedades. Al igual que otras tumbas del Valle de los Reyes,
los sacerdotes del Tercer Periodo Intermedio la despojaron de sus preciosos
contenidos. En esa época, todas las momias fueron desenvueltas para
quitarles las joyas y luego vueltas a enterrar en diversos escondites. La
mayoría de los reyes, junto con sus familias inmediatas, se ocultaron ahí,
en KV35, o en DB320, una tumba pozo oculta en los acantilados que rodean
Deir el Bahari, al este del Valle de los Reyes.
En el museo también se escaneó y se extrajeron muestras de la momia
procedente de KV55, previamente identificada como Semenejkara o Akenatón.
Las inscripciones del ataúd en el que fue hallada (y del que se borró
deliberadamente el nombre en tiempos antiguos) apuntan a Akenatón, pero el
anterior estudio radiológico había señalado una edad comprendida entre 20 y
25 años, una juventud excesiva para un monarca que había llegado al trono
siendo ya adulto y gobernado durante 17 años. Por ello, la mayoría de los
arqueólogos coincidía en afirmar que se trataba más bien de Semenejkara.
Viajé de nuevo al Valle de los Reyes para supervisar la extracción de las
muestras de las dos mujeres no identificadas de KV35, la Dama Anciana y la
Dama Joven. La mayoría de los estudiosos consideraba que la Dama Anciana era
muy probablemente la propia reina Tiye, basándose sólo en la edad que tenía
al morir (calculada en unos 45 años) y en un mechón de pelo encontrado en la
tumba de Tutankamon, en un ataúd en miniatura etiquetado con su nombre.
El estudio del cabello parecía apuntar a una coincidencia con el de la Dama
Anciana, aunque los resultados no se consideraban concluyentes. La identidad
de la Dama Joven ha sido objeto de gran debate, y las identificaciones
propuestas van desde Tiye, de nuevo, hasta Nefertiti pasando por otra de las
princesas de Amarna. Llevamos las momias de KV21 al Museo Egipcio y las
estudiamos ahí.
Los fetos de la tumba de Tutankamon se conservan en Qasr el Aini, y allí
acudimos a extraer las muestras. El Feto 1 se consideraba que tenía cinco
meses y era una niña; el Feto 2, también una niña, quizá había muerto a los
siete o había nacido muerta. La mayoría de los egiptólogos consideraba que
eran hijas del faraón adolescente y de su esposa Ankesenatón, hija de
Akenatón y Nefertiti. Sin embargo, a mí me parecía que podían no estar
relacionadas con el rey y que pudieron colocarse en la tumba por razones
rituales o mágicas, como medio para transmitirle su pureza.
Los resultados de nuestros estudios excedieron con mucho mis esperanzas.
Logramos reconstruir, en el caso de Tutankamon, un linaje de cinco
generaciones, identificar de modo definitivo o provisional varias momias
hasta ahora no identificadas y arrojar nueva luz sobre la vida del faraón y
la causa de su muerte.
El ADN puso de manifiesto que la Dama Anciana era hija de Yuya y Tuya, por
lo que puede identificarse con seguridad como la reina Tiye. El esqueleto
procedente de KV55 era hijo de la Dama Anciana y Amenofis III, y fue el
padre de Tutankamon. Además, la tomografía demostró que ese hombre murió a
la edad de 35-45 años y, por lo tanto se trata, casi con seguridad, del
propio Akenatón.
Para nuestra sorpresa, el ADN mostró que la Dama Joven era la madre de
Tutankamon y también hija de Tiye y Amenofis III (y, así, hermana de la
momia de KV55). Todavía no podemos dar nombre a esa reina, aunque suponemos
que puede tratarse de una de las princesas de Amenofis III nombradas en los
monumentos de su reinado. Los fetos son las hijas de Tutankamon, y los
resultados preliminares indican que la momia KV21A es su madre, por lo que
cabría identificarla como Ankesenatón.
El modo en que Akenatón y su familia son retratados en el arte egipcio ha
llevado a pensar que padecieron algún tipo de anormalidad genética, como el
síndrome de Marfán. El rey, en particular, es presentado con una cara muy
alargada, ojos pequeños y rasgados, nariz fina, labios gruesos, mentón
prominente, pechos casi femeninos, vientre caído y extremidades largas y
flacas.
Ese extraño estilo choca frontalmente con las habituales imágenes
idealizadas de los faraones egipcios. Por ello, nuestros radiólogos también
estudiaron las imágenes topográficas en busca de señales de tales
deformaciones. No pudieron encontrar ningún apoyo fisiológico para tales
anormalidades, lo cual lleva a coincidir con la postura sostenida por muchos
egiptólogos de que ese estilo artístico se eligió por razones religiosas y
políticas, para presentar a Akenatón como fuente de vida, como hombre y
mujer en un mismo cuerpo.
La madre del último gran misterio
El proyecto dirigido por Hawass en torno al faraón que habría muerto en el
año 1323 a.C. buscaba no sólo comprobar la tesis de si había sido asesinado
sino también establecer su linaje a partir de diferentes análisis de ADN,
por lo que debieron tomarse entre 10 y 15 muestras biológicas de las diez
momias elegidas. Entre ellas había tres de mujeres no identificadas halladas
también en las tumbas reales de Tel el Amarna y el Valle de los Reyes. La de
la llamada Dama Anciana resultó ser la momia de Tiye, esposa de Amenofis III
y abuela de Tutankamon. La sorpresa saltó tras analizar la momia de la
llamada Dama Joven (en las fotos, la toma de muestras), que se especuló que
podía ser la de Nefertiti. Fue la madre de Tutankamon, hija también de Tiye
y Amenofis y, así, hermana de quien los análisis confirmaron como padre de
Tutankamon. Hawass no duda de que el padre fue Akenatón, pero no se ha
puesto nombre a esos restos de la madre. Otra momia de mujer joven fue
identificada como la madre de las hijas de Tutankamon, así que se cree que
fue su esposa, la princesa Ankesenatón.
Los análisis topográficos llevados a cabo como parte de nuestro proyecto
establecieron que Tutankamon padeció necrosis vascular en el pie izquierdo.
Esa enfermedad puede ser muy grave, porque la lesión no se cura y empeora
con el tiempo. En los casos agudos, puede dar lugar a una hinchazón externa;
y no cabe duda de que el rey caminó con grandes dificultades. Eso explica
los 130 bastones completos o fragmentarios descubiertos en la tumba real,
algunos de los cuales muestran claras señales de uso.
También resulta interesante observar que, tanto en los artefactos de su
tumba como en otros lugares, Tutankamon es representado en posición sentada
para realizar actividades que normalmente se realizarían de pie, como
disparar flechas con un arco o lanzar un bumerán.
Los científicos que estudiaron el ADN del faraón también buscaron pruebas de
algunas enfermedades específicas, como tuberculosis, lepra y peste negra.
Descubrieron que cuatro momias (incluido Tutankamon) habían contraído la
malaria. En el caso del joven rey, se encontró más de una cepa del parásito,
y su enfermedad parece haber sido especialmente grave.
Nuestro equipo concluyó que Tutankamon tenía una constitución general débil,
que la malaria contribuyó a debilitar más. Seguramente, la caída en la que
se rompió la pierna excedió su resistencia y le causó de modo directo la
muerte.
La ciencia moderna es extraordinaria. Me asombra el modo en que podemos
resolver misterios que tienen miles de años de antigüedad o encontrar nuevas
respuestas a enigmas con los que los investigadores han luchado durante
décadas. Espero continuar con este trabajo y responder a algunas de las
preguntas que quedan pendientes. ¿Quién fue la Dama Joven? ¿Podemos darle un
nombre? ¿Es KV21A Ankesenatón? Nos gustaría saberlo con certeza.
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